Guadalajara Open

Emiliana Arango vuelve a su centro entre arepas y frijoles

Guadalajara, Jalisco, 11 de septiembre de 2025.- Llega a la habitación del hotel luego de una jornada de trabajo, con calma se prepara para una ducha. Siente el agua caliente cayendo sobre la cabeza y empieza a despejar la mente.  Después se prepara para salir por una buena cena antes de dormir y preparar de la mejor manera el siguiente día de trabajo… en la cancha.

Así es como Emiliana Arango se relaja luego de un partido. Hay veces que también juega cartas, y en este momento está tratando de aprender a jugar ajedrez para distraer la mente. “Ya después llego a la habitación y a dormir, llamo a mi mamá, a mi hermano, a su novia, les pregunto ciertas bobadas, a ver qué me dicen”, comenta la colombiana.

Para la nacida en Medellín hace 24 años (noviembre 28, 2000), convertirse en tenista profesional fue algo casual. Nadie en su familia practica algún deporte, pero al ver que sus ganas de dedicarse a eso eran reales, el apoyo fue incondicional.

“En mi casa nadie hace deporte. Mi mamá decía que yo tenía mucha energía de chiquita, entonces simplemente dijo vaya y haga algo, entonces me metía en futbol, natación, tenis, golf, todo lo que había… y el tenis simplemente me enganchó”.

Y se convirtió en la actividad a la que quería dedicarse. “Al principio mi familia creo que pensaba, pues Emiliana lo hace porque le gusta, está ahí pasando el tiempo, pero después todos veían lo muy apasionada que era y las muchas ganas que le metía. Mi mamá desde el minuto uno creyó en mí y ellos fueron los que tuvieron la fe y dijeron vamos, dale, ¿por qué no?”, cuenta la colombiana.

Estar en contacto con la familia es importante para mantener su centro, al estar tanto tiempo alejada de su hogar. Si hay algo que la finalista del Mérida Open extraña estando en el tour de la WTA es la comida casera. Esas arepas que su madre, Juliana, le prepara con tanto cariño. “Cuando estoy en casa, la verdad que me trata muy bien, me cocina cosas que a mí me gustan. Yo se lo agradezco un montón y lo disfruto mucho, porque me hace mucha diferencia saber que vuelvo a casa y tengo eso, es algo muy lindo”. Además de las arepas con jamón y queso, Arango presume que en estos momentos su mamá le hace unos frijoles “que le quedan muy ricos”.

Su familia viaja poco con ella durante la temporada, pero este año fue especial, porque su madre pudo acompañarla a Roland Garros, “me gustó llevarla, era cerca de su cumpleaños, entonces lo pasó en París, fue lindo poder hacer eso con ella, encima gané en mi primer cuadro principal de un Grand Slam la primera ronda, entonces fue especial poder compartirlo con ella, pero honestamente creo que para poder jugar al tenis a un nivel muy alto se necesita de mucha gente, no es uno solo”.

Fue justamente después de participar en Roland Garros que Emiliana decidió hacer una pausa para desconectarse, recargarse y luego continuar. “Después de Roland Garros volví a casa, me dije necesito volver, no me voy a quedar en Europa tanto tiempo, voy a volver a casa aunque sea una semana, duermo en mi cama, veo a mi perro, salgo a jugar golf, o camino en un parque, juego con él y para mí eso como que me da energía”.

Arango sabe que cada que lo necesite, puede volver a ese lugar en el que no es una tenista profesional, alguien a quien la gente le pide autógrafos, sino simplemente la hija de Juliana.